Marketing viral: Little Baby’s Ice Cream

Marketing viral: Little Baby's Ice Cream

La campaña viral de Little Baby’s Ice Cream en YouTube es una de las más impresionantes que he visto, porque desafía muchas convenciones publicitarias. En especial sorprende el hecho de que se recurre a una comunicación tétrica y desagradable para comercializar un producto comestible, algo que podría ser considerado un grosero error de buenas a primeras. Éste es sin duda uno de los casos de la publicidad que nos llevan a preguntarnos si vale la fama a cualquier precio, porque es claramente una campaña dirigida a obtener viralidad a través del shock.

Pero empecemos hablando del producto. Little Baby’s Ice Cream es una joven marca estadounidense de helados, con sede en Philadelphia, y que se distingue de sus competidoras por innovar con sabores «raros», como pizza, mostaza, pepino, scotch y pimienta negra. Uno de los tres fundadores del emprendimiento, Pete Angevine, afirma que descubrió que «el helado es una hoja en blanco, y puedes simplemente dejar que tu imaginación vuele». Ante una oferta tan poco convencional, cabía esperar una comunicación poco convencional. El siguiente es el primer video de su serie de virales en YouTube:

La campaña es tan controversial como sus resultados. Le brindó a Little Baby’s Ice Cream fama mundial y ventas hasta agotar la producción, pero a la vez la hizo la marca de helados más odiada por quienes encontraron a los anuncios escalofricantes y poco divertidos. Generalmente Little Baby’s Ice Cream aparece mencionada en todos los listados online de «las publicidades más desagradables». El segundo y más popular de sus videos virales también recurre a la autofagia:

Según el sitio web oficial, Little Baby’s Ice Cream está dedicada a hacer «el mejor y más extraño helado del mundo». Cabe preguntarse si su estrategia de marketing funcionará en el largo plazo, una vez que el impacto de la novedad se haya diluido. Su tercer y más reciente video tuvo una repercusión mucho menos apasionada que los anteriores, una cantidad de reproducciones mucho menor. Vemos aquí un juego de palabras en inglés «ice cream» («helado») y «eyes scream» («ojos gritan»):

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