Negar que la inteligencia artificial ha dado un salto de gigante en los últimos años es algo imposible. La llegada de ChatGPT, Copilot o incluso Bard ha hecho que medio mundo se asombre al ver las posibilidades que brinda esta tecnología capaz de acceder a una fuente ilimitada de información y comunicarse como una persona.
Una tecnología que se ha empezado a emplear en numerosos frentes, sobre todo en el del marketing. El marketing digital siempre ha estado ligado a este tipo de avances, mostrando sus posibilidades desde las dos caras de la moneda: la del usuario y la de las marcas. A veces, los últimos avances traen consecuencias inesperadas en este frente. ¿Un ejemplo de ello? Los influencers virtuales.
¿Qué son los influencers virtuales?
Su propio nombre ya lo dice: los influencers virtuales son celebridades del mundo digital que no existen como una persona física. Son personalidad, avatares virtuales creados a través de la IA que han conseguido labrarse una fama impresionante en internet.
Como decíamos, la tecnología ha permitido explorar muchas posibilidades a la hora de acercarse a los usuarios. Sin ir más lejos, recientemente se hablaba de un boom del mail marketing gracias a herramientas como Mailrelay, capaz de mandar miles de correos a miles de usuarios de forma totalmente gratuita. Una rama del marketing realmente potente que coexistía con los influencers.
Pero este paso que se está dando ahora va mucho más allá. La figura del influencer se normalizó tras el boom de YouTube, con usuarios capaces de acumular las miradas de millones de personas, y que empezaron a promocionar productos y servicios de marcas, o a convertirse en embajadores de estas.
Ahora, la figura ha evolucionado, y podemos verlo con solo echar un vistazo por internet: Shudu, Noonoouri, Miquela, Imma Gram e incluso Aitana López se han vuelto auténticas celebridades. Y ninguna de ellas existe realmente, es el resultado de diferentes inteligencias artificiales trabajando en su personalidad y en las fotos que protagonizan.
Un frente atractivo para marcas, y también peligroso
Los AInfluencers, como ya se les conoce en algunos rincones de internet, son un atractivo inmenso para las compañías. Tienen a su disposición celebridades digitales con un alcance gigantesco que van a responder a sus peticiones sin salirse de los márgenes de la filosofía o acciones que establezcan para sus campañas. Además, su disponibilidad es mucho más alta. A fin de cuentas, están alimentados por máquinas.
Esto hace que las colaboraciones resulten más económicas y que las exigencias sean menores a la hora de trabajar juntos. Dos aspectos muy positivos para las marcas, pero negativos para el resto de influencers, que tienen que buscar la forma de negociar para las acciones que llevan a cabo y que se están topando con unos rivales que pegan con fuerza y que, además, son capaces de ajustar más los precios.
De hecho, se han dado casos de plataformas de streaming en las que algunas marcas han clonado a streamers humanos con IA para que puedan trabajar las 24 horas del día y los 7 días de la semana. Algo que ha sucedido en Taobao y que demuestra cómo las empresas ya están buscando la forma de monetizar al máximo esta nueva “herramienta” que ha aparecido en el horizonte.
Por otra parte, la inteligencia artificial está empezando a dar sus primeros pasos importantes ahora mismo. Muchos países están comenzando a estudiar su alcance real para legislar consecuentemente, de forma que se establezcan normativas que protejan los derechos de imagen y contenidos, como también evitar sesgos que puedan influenciar negativamente al público.
El entrenamiento de las IA se debe hacer con materiales reales, y eso ha desatado un fuerte debate por no consultar a los autores de dichos materiales. Algo que se está regulando paulatinamente a nivel nacional y europeo, pero a lo que le queda mucho recorrido para adaptarse a una realidad en constante cambio.
Un futuro incierto, pero en constante evolución
¿Qué sucederá con las celebridades virtuales? Viendo la competitividad que presentan y su constante crecimiento, el escenario más cercano es una masificación de figuras de este tipo que irán cobrando relevancia y presencia. Una proliferación que, como sucede cuando los mercados crecen rápido, puede dar pie a una burbuja que llegue a explotar tarde o temprano.
Aun así, queda mucho tiempo para que algo así suceda. Seguirán apareciendo modelos virtuales, veremos más influencers, youtubers, streamers y celebridades que han abandonado la carne y el hueso por los unos y los ceros y moverán a millones de personas con sus publicaciones. Las redes sociales lo notarán, las marcas también; pero en muchos casos, el público ni siquiera lo percibirá.
Y es que, si algo está consiguiendo la IA es ofrecer un comportamiento cada vez más parecido al de un ser humano, aunque para eso necesita precisamente que haya una persona controlando los hilos.